Se propone una nueva lectura de la emergencia de la pintura moderna, desvelando que en el impresionismo -considerado como la primera revolución del arte moderno en oposición al arte académico- se produce un cambio radical concerniente a la "tematización de la mirada moderna", que abarca los límites de la visión y de la pintura, pues sus obras hacen de la reflexión sobre la visión uno de sus temas centrales, "pensando la mirada" con una voluntad de innovación que no pretende ignorar la tradición, sino dialogar con ella.