Bibliografía: p. 143-148

Contra lo que se podría pensar, durante los primeros tiempos de la imprenta, los estampadores -y buena parte de sus clientes- sintieron un cierto complejo de inferioridad frente al trabajo que habían realizado, y todavía realizaban, los escribas: el manuscrito encuadernado en códice, obra única y, en ocasiones, dotada de una gran perfección formal. Se entiende por esto -y, además, porque no contaban con otro modelo- que los primeros impresores intentaran reproducir en sus libros, en la medida de lo posible, el aspecto de los códices. Entre los componentes que se intenta imitar destacan el tipo de letra y el sistema de puntuación. Al principio, los propietarios de las imprentas debían encargarse de la confección de sus propios tipos: había que 'cortar' el punzón con el signo invertido, grabar con éste una matriz, echar el metal fundido en el molde que contenía la matriz, y vaciarlo. Buscaban su modelo en los tipos más elegantes de los más afamados estampadores. Pero a partir del segundo cuarto del siglo XVI se generalizó la compra de tipos a casas especializadas, con lo que la unificación de caracteres se aceleró en toda Europa.

Índice: I Antecedentes y presentación · 13 · II Autores, signos y sistemasde puntuación en el Siglo de Oro · 22 · 1. Elio Antonio de Nebrija 22 2. Alejo Venegas 24 3. Etienne Dolet 26 4. Antonio de Torquemada 28 5. Juan de Ycíar 31 6. Cristóbal de Villalón 33 7. Aldo Manuzio 35 8. Juan López de Velasco 38 9. Antonio del Corro 41 10. Guillermo Foquel 43 11. Francisco Pérez de Náxera 44 12. Felipe Mey 46 13. Mateo Alemán 49 14. Bartolomé Jiménez Patón 49 15. Miguel Sebastián 50 16. Juan Bautista de Morales 51 17. Gonzalo Correas 52 18. Juan de Robles 54 19. Juan del Villar 56 20. Juan de Palafox 57 21. Alonso Vícto... Etc.